miércoles, 29 de octubre de 2014

Las deudas en los jóvenes

¿Debo darles una tarjeta de crédito a mis hijos? 

 Los padres siempre procuran la independencia de sus hijos. Ellos deben ir madurando para discernir entre lo bueno y lo malo, y así tomar decisiones acertadas. Pero ante la solicitud de us hijo o hija: “¿Me das una extensión de tu tarjeta de crédito como regalo de cumpleaños?”, el impulso de uno puede ser decirle un ¡no! rotundo. No solo porque estaría en juego el crédito de los padres al ser los titulares o garantes, sino porque además, puede no estar bien claro para los padres cuando sus hijos están realmente preparados para afrontar esa responsabilidad.

En nuestra página web espanol.consolidatedcredit.org expertos crediticios publican notas relacionadas a las tarjetas de crédito y otros temas financieros. Hay un folleto virtual llamado “Tarjetas de crédito: Lo que usted necesita saber” que explica como los prestamistas toman las decisiones de a quién otorgarle crédito y definir su límite usando el método de “Las Tres C”:

Carácter - Se evalúa la historia crediticia del solicitante, su honestidad y confianza. Los bancos se basan en los registros financieros del solicitante para determinar su carácter. Quizás tu hija o hijo no haya utilizado crédito aún, sin embargo este punto se refiere a las veces en que acordamos reunir dinero para algunas compras, o bien ellos han pedido dinero prestado.

Capital - Los prestamistas preguntan por los bienes que posee el cliente para avalar la deuda. Mi pequeña no tiene propiedades que garanticen su crédito, pero sí posee algunos bienes que podrían servir de garantía. Hicimos una lista de lo que podría vender en caso extremo y acordamos que podíamos utilizarlos para asegurar el crédito. Al principio se mostró reacia a aceptarlo, pero hay cosas que no son gratis y cada derecho conlleva una responsabilidad.

Capacidad - En este caso, se evalúan los ingresos, el nivel de gastos y deudas pendientes. Así hay que calcular el dinero que se le asigna periódicamente a nuestros hija, más lo que recibe en su cumpleaños y otras fechas especiales como navidad o fin de año. Le dedujimos los egresos diarios y eventuales. Y tal como se indica en el artículo mencionado, decidimos que el límite que debería tener en la tarjeta sería no más del 15% de su “ingreso” anual.

Así que luego de escenificar el dialogo entre una promotora de banco y su cliente potencial, ¿saben qué sucedió? Mi hija obtuvo su tarjeta de crédito. Y yo, una alerta diaria en mi celular para, antes de ir a dormir, chequear sus gastos con la tarjeta. No creo que esto lo hagan los prestamistas, pero en este caso mi rol es el de madre, ¿verdad?